domingo, 21 de septiembre de 2008

LA BIBLIA COMO BASE DEL CONSEJO

Parte 5.-

1. La Biblia como base del consejo.

“Desde el punto de vista psicológico y ético, la Biblia no es un libro científico, puesto que no explica la condición humana y las reglas morales, partiendo de los hechos particulares para llegar inductivamente- como lo hace la ciencia a principios y conceptos generales. Tampoco es un libro filosófico, puesto que lo que habla del hombre y la moral no ha surgido como producto de las deducciones y razonamientos humanos.

Es un libro, entonces, teológico, o sea, que el conocimiento que ella provee sobre el hombre y sobre la ética tiene su origen en la Revelación. Dios, que conoce el corazón y la condición del hombre, mejor que el propio hombre, revela la verdad absoluta acerca de la misma. Dios, que se conoce a sí mismo en forma perfecta (lo cual el hombre no puede hacer) revela su voluntad con relación a reglas y prácticas que deberán ser observadas” ( Alba Llanes).

Por lo tanto a la hora de aconsejar hay que deslindar los problemas personales y afectaciones síquicas que se producen como una violación de los principios éticos y morales que Dios ha establecido y los problemas y alteraciones físicas que se producen por problemas patológicos, síquicos y somáticos.

La Biblia hace provisión amplia para resolver todos los problemas del hombre a partir del hecho y la realidad del pecado imperante en el hombre, causa primaria de todos los desajustes de conducta del hombre, como efecto del pecado. Eliminada la causa, se eliminan los efectos, aunque algunas de las secuelas persisten temporal o indefinidamente. La Biblia marca pautas concretas a seguir con el propósito de que el hombre supere sus crisis y da la esperanza gloriosa de una solución definitiva y perfecta cuando reinemos con él. Sin embargo, la Biblia no da un código de principios para aplicarlos a la cura del cáncer, tuberculosis o parálisis o cualquiera otra alteración física. No quiero decir con esto que Dios esté limitado para resolver los problemas físicos del hombre. La Biblia nos enseña y la experiencia nos demuestra que Dios cura toda enfermedad, suple todas nuestras necesidades, pero así como tenemos que trabajar para poder encontrar el sustento diario, - apelando a la fe y a la oración cuando las situaciones se nos escapan de la mano -, así también con relación a la sanidad podemos buscar asistencia médica cuando lo queramos o nuestra fe no alcance.

No es conveniente, en asuntos que no dominamos, hacer sugerencia o dar consejos. Es mejor remitir el caso a un experto creyente, que no aparentar que lo sabemos todo y salir mal.

La pregunta que el consejero tiene que hacerse es: ¿qué dice la Biblia?, no: ¿qué dicen los sicólogos?. El trabajo del psicólogo parte y se basa en efectos, no en causas. Trabaja con el aspecto concreto de la conducta, no con las causa que originan determinada manera de actuar. Analiza síntomas, reacciones, actos y partir de ahí trata de ayudar a modificar la conducta.
Esta perspectiva ha llevado a cometer grandes errores a la hora de aplicar la terapia.. No tienen en cuenta que no todas las personas, aunque tengan los mismos síntomas reaccionan diferentes ante la “cura” que se les aplica. ¿Por qué?. Pasan por alto que la personalidad es altamente compleja, mas de lo que ellos entienden. Pasan por alto que “cada cabeza es un mundo aparte”. En su complejidad la personalidad toma un carácter peculiar y diferente en cada individuo humano, por lo cual no todos responden igual, aunque los síntomas sean iguales. Es como tomar aspirinas para todo tipo de dolor.
El hombre no es un “animal de costumbre” como algunos han enseñado. Tampoco es un ser que inexorablemente está influenciado por factores externos ante los cuales es incapaz de reaccionar; tampoco es una bestia en proceso de evolución dominado por instintos incontrolables; tampoco es una víctima impotente de circunstancias que inevitablemente son las que tienden a cincelar su conducta. Esta visión y perspectivas que algunos tienen del hombre es errada completamente. El hombre no conoce al hombre. Solo Dios, creador de este ser único y peculiar en el Universo puede ser capaz de desentrañar la naturaleza de la personalidad humana y revelarnos en Su palabra qué es el hombre, cuál es su constitución psico-física, las causas por las cuales el hombre se conduce de la forma que lo hace y sobre todo la “medicina” efectiva para curar todos sus males.

2. La Revelación descubre el ser de la persona.-
La clave que la Biblia nos da para poder descifrar y conocer algo de esta maquinaria psicofísica llamada hombre, se encuentra en Génesis 1:26-27: “Entonces dijo Dios, hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, conforme a nuestra imagen y semejanza...y creó Dios al hombre a Su imagen, a imagen de Dios lo creó...”:

Primero: Dios creó el cuerpo. La parte física y material del hombre. Todo este complejo estructural fue organizado, adaptado y capacitado para un perfecto funcionamiento en el medio físico en el cual fue puesto. Pero solo, cuando Dios coloca el elemento vital, “el soplo de vida” todo el mecanismo sicofísico del hombre responde al objetivo de su creación. La importancia que tiene el aspecto físico del hombre, o sea, su cuerpo, se desprende del hecho de que fue lo primero que Dios creó.

Segundo: Dios creó su “hombre interior”, su parte espiritual: “Sopló en su nariz aliento de vida” (Heb. NISHAMA). Esta es la palabra que en el original hebreo se utiliza para designar la parte espiritual del hombre. Es lo que constituye el Yo, el Ser interior. Por un estudio y empleo de esta palabra en el A. T. éste nos muestra lo siguiente sobre el NISHAMA:
Ø Proviene de Dios. Gén. 2:7
Ø Es poseído por el hombre y como tal es parte integral de él. Job 32:8a
Ø Tiene la capacidad exclusiva de comunicarse con Dios. Prov. 20:27
Ø Tiene la capacidad exclusiva de adorar a Dios. Salmo 150:6
Ø Dios tiene la capacidad exclusiva de darla o quitarla. Daniel 5:23

Es necesario notar que la Biblia no dice que colocó RUAH = ESPÍRITU. Heb.,
Tampoco dice que creó un NEFESH sino que después de soplar el NISHAMA es que el hombre se convierte en NEFESH o alma viviente.

Tercero: El hombre entra en un estado de conciencia, inmediatamente cuando Dios sopla en él “aliento de vida”. Es entonces, que toda la función síquica entra en acción y lo capacita para vivir su vida síquica. Este acto es constante y dinámico, y ejercería una influencia grande y permanente en los fenómenos síquicos actuales.

Este estado de conciencia capacitó al hombre:
Ø Para darse cuenta de su existencia.
Ø Para darse cuenta de su identidad.
Ø Para darse cuenta de su diferencia e independencia.
Ø Para darse cuenta de su relación con el medio.
Ø Para darse cuenta de los detalles.
Ø Capacidad para la clasificación: forma, sexo, movimiento, color tamaño, cosas en común, diferencias, naturaleza, etc.
Ø Capacidad para diferenciar funciones y adaptaciones.
Ø Capacidad para hacer la diferencia cualitativa y cuantitativa de las
cosas.
Ø Capacidad para supeditar todas las cosas bajo su control y dominio.
Ø Capacidad para dar soluciones a las problemáticas planteadas.

Toda la realidad exterior estaba acondicionada para surtir lo que se llama un fenómeno psíquico en el hombre. El estado de conciencia de los objetos o realidades tangibles y físicas, todas las impresiones del medio, produce en el hombre una reacción o afectación en él, que hace que éste corresponda de una forma normal a las exigencias del medio, siendo esto el comienzo de todas sus capacidades personales.

La mente, con su capacidad inteligente para pensar, conocer, razonar, enjuiciar, memorizar, discernir, etc. se puso en acción. Su capacidad analítica, al desentrañar el medio, lo puso a su servicio adquiriendo de esta forma una cosmovisión personal del mundo que lo rodeaba.

Todas sus capacidades personales, no solamente respondían al mundo material , sino que respondían de una forma natural al mundo espiritual: su capacidad de comunión y comunicación con Dios se hacen evidentes en el trato personal de ambos. Toda la estructura sicosomática del hombre fue creada para que respondiera a su necesidad espiritual, teniendo en Dios el objeto máximo de su satisfacción y felicidad.

La descripción sicológica que hace el A. T. acera del hombre se desprende de la constitución bipartita del hombre. Lo material y lo espiritual. En el A.T. hay dos palabras hebreas para describir el aspecto físico del hombre: AFAR = POLVO y BASAR = CARNE. En el hebreo no existe una palabra para designar al cuerpo como tal; es hombre es carne. El acto del soplo divino completó el SER INTEGRAL del hombre convirtiéndolo en una unidad compuesta. El N. T. para referirse a la parte física del hombre utiliza dos palabras: SOMA = CUERPO y SARX = CARNE.

Con relación al aspecto espiritual del hombre, el A.T. utiliza tres palabras para designar al “hombre interior”: NISHAMA, RUAH, NEFESH. En el idioma griego, para designar “el hombre interior” utiliza dos palabras: NEUMATOS = ESPÍRITU y PSIQUE = ALMA. Las palabras pneumatos y ruah son utilizadas pasa designar también, tanto en el A.T. como el N.T. al viento y para designar el principio vital del hombre. Con estas dos palabras también se describe la espiritualidad de Dios y la espiritualidad del hombre.

En el proceso de revelación y aún desde muy al principio, se comienza a definir de una manera más clara, que, aunque el hombre se convierte en un NEFESH (alma) cuando el NISHAMA viene a él, (Gén. 7:7; Job 32:8); sin embargo, el hombre es visto como poseyendo un alma espiritual. Vemos, pues, que la Biblia nos describe al hombre como un “alma viviente” pero a la vez como poseyendo “un alma” espiritual. Si no se tiene en cuenta este aspecto podemos cometer el error de confundir al hombre con una bestia al despojarlo del elemento que lo dignifica y lo eleva sobre las criaturas irracionales.

A ese NEFESH se nos revela en la Biblia como poseedor de todos los atributos personales como el conocimiento, afectos, voluntad propia. Es un ente que “está dentro de mi” (Salmo 42:11) y que a la hora de “partir” (Génesis 35:18) “sale”. Tanto la palabra RUAH = espíritu, con todas sus características personales que se le aplican al NEFESH = alma, se utilizan alternativamente, para determinar la parte espiritual de la personalidad y nunca se confunde con BASAR = carne.

En el N.T. la parte espiritual del SER, es llamada por Pablo “el hombre interior” (Rom. 7:22; 2Cor. 4:16; Efe. 3:16), a diferencia del “hombre exterior” (el cuerpo) con sus manifestaciones visibles. Ese “hombre interior” es el YO de la sicología; es el SER de Pablo (1Tes. 5:23). Pablo nos enseña que ese “hombre interior” está compuesto de dos elementos substancialmente espirituales, llamado PSIQUE = ALMA y NEUMATOS = ESPÍRITU. Tanto a uno como al otro se le atribuyen todas las cualidades de la personalidad: mente, afectos y voluntad. El espíritu del hombre es lo que hace posible que éste pueda ponerse en contacto con el Espíritu de Dios, y el alma es lo que a través del cuerpo, pero sin confundirse con él, se pone en contacto con el mundo físico. (Heb. 4:12; 1 Tes. 5:23). Cuando la persona muere, se dice que “dio el espíritu” (Juan 19:30; Hechos 7:59; Luc. 23:43), por lo que “El cuerpo sin el espíritu está muerto” (Sant. 2:26). Aunque lo dividimos para estudiarlo, sin embargo, al ser una unidad compuesta integradas, el alma y el espíritu se funden, pero no se confunden, como el alma y el cuerpo se funden, pero no se confunden. La Biblia presenta a la muerte como la separación ocasional y transitoria del “hombre interior” (alma y espíritu) del “hombre exterior” (el cuerpo). En el día de la resurrección de los justos , el cuerpo será levantado incorruptible, para reunirse y unirse al resto de su personalidad, su espíritu y alma.

Hemos dicho que el asiento de todas las características personales es la parte espiritual del hombre, en su alma y en su espíritu. Solo viéndolo desde esa perspectiva, la perspectiva de Dios, es que podemos llegar a entender algo de la complejidad de la naturaleza de la personalidad humana , de lo contrario nos perdemos en un laberinto sin salida, en la más densa de las confusiones y contradicciones sin poder aportar soluciones efectivas a los problemas que se le presentan al ser humano.

Uno de los aspectos importantísimos y parte integrante de la personalidad es la voluntad racional y consciente. Los animales no tienen voluntad. Estos son guiados e impulsados por sus instintos irracionales, de tal forma que ellos no tienen la capacidad que tiene el hombre para decidir concientemente si hacer una cosa o la otra. Por otra parte el hombre no es dominado por instintos, aunque así se le llame técnicamente. Dentro del hombre hay tendencias, o sea, un conjunto de fuerzas interiores, que se manifiestan en determinados momentos que contribuyen para su supervivencia y seguridad. Es, precisamente, la voluntad del hombre, dirigida por su razón, la que determina el uso correcto o incorrecto de cada tendencia.

Dios creó al hombre con el propósito de que éste le sirviera y lo adorara. Lo creó para que exhibiese su gloria en el Universo. El pecado produjo la ruptura de sus relaciones con Dios. Se opacó la gloria de Dios, su personalidad fue dañada, sus tendencias fueron dominadas por el mal y su mente quedó afectada y su voluntad quedó impotente para controlar el “caballo desbocado dentro de él”.

2 comentarios:

Glow Buxeda dijo...

Dios les bendiga....Precioso y lleno de sabiduria del Padre su escrtito....es de edificacion a mi vida y se que ayudara a otros....ya que lo voy a promover a otros hnos. que lo lean....Hoy dia es importante le conocimiento por que sin el, el pueblo perece....Bendiciones....Wanda Candelas-Buxeda, Florida

Unknown dijo...

Buenísimo ,Dios le bendiga

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